Las dificultades de la
comunicación entre padres e hijos en la
adolescencia, se deben a la naturaleza cambiante de la relación en esa
etapa y no a una incapacidad inherente para establecer conversaciones con
significado.
El aumento de la autonomía del
adolescente altera los patrones de comunicación abierta, el nivel de experiencias
compartidas, las percepciones de privacidad y la responsabilidad. El cambio en
el desarrollo de su pensamiento, modifica la
perspectiva sobre la relación padres-hijo e introduce una tendencia hacia
una relación más recíproca e igualitaria. El aumento de la capacidad del
adolescente para tomar decisiones, hace necesario redefinir los roles familiares, con una base
firme, a partir de los valores y virtudes, que rigen a la familia.
Para mejorar la comunicación
con tus hijos adolescentes se sugiere: Escuchar lo que te dice, déjalo terminar lo que te quiere
decir. No critiques, no juzgues, no culpabilices. No le digas lo que tienen que
hacer, sino ayúdale a buscar soluciones. Dale importancia a lo que te dice.
Enséñale a comunicar sus sentimientos. Controla tus impulsos, evita los gritos,
las amenazas y ordenarle lo que tiene que hacer.
La comunicación en la
familia es muy importante, por lo que los padres debemos facilitarla
estableciendo los mecanismos necesarios como: saber escuchar, hablar con el
corazón, mantener una actitud asertiva y mostrar empatía, son algunas de las
actitudes para promover un clima de diálogo y confianza.
La mayoría de los problemas
del día a día de la convivencia familiar se resolverían, si nos esforzáramos
por tener una buena comunicación con nuestros hijos. Para comunicarse se
necesita afecto y que haya un clima de confianza, tenemos que hacer un esfuerzo,
por ser acogedores y estar tranquilos y
de buen humor a la hora de comunicarnos. Es imprescindible comprender a
nuestros hijos, interesarse por sus cosas y ayudar a que ellos solos vayan
resolviendo sus dificultades, porque cuando hay confianza, se actúa con calma, no
se improvisa y se da paz.
Hay muchas virtudes que
pueden ser útiles para ayudar a mejorar las relaciones interpersonales, con el
clima de confianza adecuado que favorece el diálogo base de la comunicación,
destacándose: la sinceridad, la discreción y la prudencia.
La sinceridad, para vivirla hay que recordar que: “sea el vuestro si,
si y vuestro no, no”. La sinceridad es decir siempre con claridad, lo que se
hace, lo que se piensa, lo que se vive; debe ser ejemplar, la verdad debe ser
objetiva y clara, si nos equivocamos debemos pedir perdón y reconocerlo. En la adolescencia debemos ser
pacientes y estar preparados para que nos expliquen lo más impensable sin
perder la calma. Lo más importante es que nos digan siempre la verdad y con
todos los datos del problema, buscar juntos una solución y de ésta manera se
refuerza la confianza mutua.
La discreción,
la cual se define como “reserva en las acciones y en las palabras, reserva del
que no hace sino aquello que conviene hacer, de quien no dice sino aquello que
conviene decir, que sabe callar aquello, que le ha estado confiado”.
Muchos hijos se quejan de que los padres, bien para
vanagloriarse, o bien para quejarse, explican las confidencias que les han
hecho, lo cual hace que se pierda la confianza que nos han dado, por lo tanto no
conviene decir lo que nos confían y
tenemos que considerar que aquello, es muy importante, aunque a los
mayores nos pareciera de poco valor.
La prudencia nos es útil para saber, cuándo debe uno preguntar o
esperar para hacerlo, ya que debemos respetar su intimidad y tener paciencia
para esperar la confidencia, distinguir el momento para dar el consejo
oportuno, pasar por alto el momento de ofuscación y buscar con calma el tiempo
para dialogar con calma y serenidad. Una persona discreta no impone, no coacciona, sino que observa y ayuda a
mejorar, reconociendo que ella también tiene defectos; por lo tanto no se
sobresalta por nada y con ésta comprensión, anima a su hijo a la sinceridad,
cuando logramos éste clima, sabrán que nos pueden platicar sus ideales, sus
problemas, sus alegrías. Empecemos a
interesarnos por lo que les preocupa y así fundamentaremos la franqueza
del mañana.
Bibliografía
Hurlock, Elizabeth B.
(2010). “Psicología de la Adolescencia”. Editorial Paidos. México.
Gordon, T. H. (2007).
“Padres Eficaz y Técnicamente Preparados”. Editorial Diana. MéxicoAgradecemos el presente artículo a la Dra. Denis Andrea Márquez Acosta: Psicóloga Educativa, Maestría en Enseñanza Superior, Maestría en Administración Escolar, Doctorado en Pedagogía, Diplomado en Psicología del Deporte y Diplomado en Terapia Familiar. Experiencia Docente en Educación Superior en las Licenciaturas de Ciencias de la Educación, Medicina y Psicología. Actualmente Coordinadora Académica de Licenciaturas en la Escuela Doctor Alberto Zoebisch.
Agradecemos su interacción en el siguiente espacio