Decidir significa que las cosas sucedan, en vez de simplemente dejar que ocurran como consecuencia del azar u otros factores externos, por lo que es fundamental aprender a elegir, prudente y reflexivamente, aquello que favorezca el desarrollo, bienestar y armonía; de cada elección dependen muchas consecuencias importantes, cuya responsabilidad debemos asumir.
Los padres y madres que desean ayudar a sus hijos e hijas a crecer libres, independientes y responsables, deben orientarlos para que sean capaces de tomar decisiones que produzcan los resultados esperados.
Es importante considerar que
todos estamos expuestos a factores o situaciones que amenazan la salud, la
integridad y el bienestar; sin embargo el desarrollo de habilidades para tomar
decisiones más acertadas influye positivamente en la forma en que se afrontan
estos riesgos, ya que permite contrarrestar la presión de las amistades o de
los medios de comunicación y el estrés, frente a resoluciones como el uso del
tabaco y alcohol, entre otros.
Una elección conlleva expresar a otras personas
lo que se quiere de forma clara y directa, esto es de manera asertiva; también
implica la negociación, es decir la consideración de los intereses o
necesidades ajenos. Desde edades tempranas, debemos fomentar la capacidad de
identificar las situaciones perjudiciales y rechazarlas.
En
la adolescencia, la toma de decisiones puede estar influida por la necesidad de
aceptación por el grupo de amistades. Si se ponen en práctica formas de
relacionarnos adecuadamente con otras personas, la tranquilidad aumenta y se
estará en mayor posibilidad de tomar decisiones autónomas y equitativas, de lo
contario es probable que decidan cosas en contra de su bienestar y no serán
capaces de rechazar la influencia negativa o excesiva de otras personas.
Entre
las decisiones más importantes para los adolescentes están elegir dónde y qué
estudiar, tener una pareja, adoptar una moda, asistir a una fiesta, tener
relaciones sexuales o rechazar el
consumo de alcohol, tabaco u otras drogas. Los padres pueden prepararlos para
tomar decisiones con suficiente actitud crítica y sin negar las emociones, de
esta forma contarán con mayor autonomía e independencia. La comunicación
asertiva, en donde se privilegie el respeto hacia los demás en lo que piensan y
sienten, así como el establecimiento de límites en sus relaciones
interpersonales, les permitirá enfrentar los conflictos y establecer vínculos
positivos.
“Enseñar
a tomar decisiones, es aprender”
Bibliografía
Bono, E. (1991). Aprender a
Pensar. Barcelona. Plaza y Janés
De Sánchez, M. (2004). Desarrollo
de Habilidades del Pensamiento. Procesos Básicos del Pensamiento. México.
Trillas.
Facione, P. (2004). Pensamiento Crítico: ¿Qué es
y por qué es importante?. Chicago, Loyola University.Agradecemos el presente artículo a la Dra. Denis Andrea Márquez Acosta: Psicóloga Educativa, Maestría en Enseñanza Superior, Maestría en Administración Escolar, Doctorado en Pedagogía, Diplomado en Psicología del Deporte y Diplomado en Terapia Familiar. Experiencia Docente en Educación Superior en las Licenciaturas de Ciencias de la Educación, Medicina y Psicología. Actualmente Coordinadora Académica de Licenciaturas en la Escuela Dr. Alberto Zoebisch.
2 comentarios:
Excelente información para que tengamos presente con los jovenes.
Tener presente que es una edad muy dura para ellos
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