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lunes, 9 de febrero de 2015

EL PAPEL DE LA TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN EN LA ADOLESCENCIA


¿Cuántas veces hemos escuchado a los adolescentes rebelarse ante las reglas de casa, desesperarse por una decepción amorosa o incluso gritarle a un profesor que lo reprende por tener un bajo rendimiento académico?

Cada etapa de nuestra vida está determinada por la presencia de frustraciones, es decir, nos enfrentamos constantemente con normas, límites, diversos aprendizajes, etc., ante las cuales reaccionamos con base a la educación que nos han inculcado, tanto al interior de nuestra familia como en la sociedad en la que nos desenvolvemos.
Las frustraciones son una respuesta a la interferencia en la satisfacción de alguna necesidad. Pueden resultar de la privación que surge del medio o de la incapacidad del individuo para alcanzar un objetivo en razón de su propia insuficiencia. Son acompañadas de sentimientos de impotencia; esto da lugar a una forma de ira que puede ser leve o excesiva.

Entre las frustraciones más comunes se encuentran:
  • físico no apropiado al sexo o carente de atractivos,
  • salud deficiente que limita la participación en las actividades del grupo de pares,
  • dinero insuficiente para formar parte de los intereses del mismo grupo,
  • rasgos de personalidad que interfieren en la aceptación social, y;
  • falta de capacidad para lograr objetivos establecidos por el mismo individuo.

La adolescencia, por tanto, es un periodo crucial en el que se pondrán a prueba dos caminos para enfrentarse a las frustraciones, nos referimos a reaccionar de forma tolerante o intolerante ante éstas.

¿Qué es la Tolerancia a la frustración?
Rosenzweig (1938), lo introdujo para designar la capacidad que posee un sujeto para que durante un largo período de tiempo no intente satisfacer la motivación en la forma originaria ni buscar una manera indirecta de atenuar la tensión.
Por el contrario, la baja tolerancia a la frustración implica sensibilidad excesiva hacia lo desagradable, por lo que se intensifica esta percepción ante la situación experimentada. Muchas ocasiones respondemos con cólera, miedo, tristeza o ira.
Existen casos en los que la tolerancia a la frustración no cuenta con bases sólidas, generando que en la etapa adulta sean incapaces de enfrentar situaciones en las que no haya una gratificación inmediata, recurriendo a conductas inadecuadas como el abuso de drogas, alcohol, ansiedad, depresión, relaciones de codependencia, entre otras. Por el contrario, las personas que cuentan con una adecuada tolerancia a la frustración, tienden a ser amables y aprenden a controlar favorablemente el estrés.
Algunas de las reacciones adolescentes comunes frente a la frustración, son las siguientes:

  • Agresión: Puede ser “extrapunitiva” (hacia otros) en formas abiertamente físicas o verbales, o “intrapunitivas” (hacia sí mismo), por lo general en forma verbal.
  • Desplazamiento de la ira: dado que la agresión extrapunitiva suscita reacciones sociales desfavorables, a menudo los adolescentes descargan su ira sobre una víctima inocente –uno de sus padres, un profesor, un representante de la autoridad- por medio de ataques verbales a espaldas de la víctima.
  • Retraimiento: los adolescentes que consideran que poco pueden hacer para modificar una situación que les acarrea frustración tienden a retraerse.
  • Regresión: en lugar de luchar contra una situación que los frustra, muchas veces los adolescentes regresan a otras que satisfacían sus necesidades en otro tiempo.
  • Conducta constructiva o reexamen de objetivos: las frustraciones pueden incitar a los adolescentes a realizar un mayor esfuerzo o a rebajar sus aspiraciones.

¿Cómo ayudo a mi hij@ a construir una adecuada tolerancia a la frustración?
El desarrollo de la tolerancia a la frustración es una habilidad que se aprende, razón por la que tiene un peso determinante la forma en la que se responde (emociones y deseos) ante cualquier situación sea agradable o no.
Algunos padres de familia hacen todo lo posible por evitar que sus hij@s enfrenten cualquier tipo de frustración, sin imaginar que esto será contraproducente en un futuro. Es importante no caer en los extremos de las prácticas de crianza, como son la permisividad contra autoritarismo.
La permisividad genera que los adolescentes crean que merecen todo, ya que los padres no permiten que sus hij@s hagan frente a los desafíos de la vida diaria por sus propios medios. El autoritarismo, conduce a enfrentar las frustraciones bajo agresión y/o sumisión, generando patrones de conducta inadecuada. Es necesario que el rol parental se base en límites y normas.
Los padres de familia deben establecer límites claros y definidos que permitan que sus hij@s adolescentes desarrollen su control interno, a través de valores que los lleven a discernir lo correcto de lo incorrecto. Por otro lado, es importante mantener una adecuada disciplina que fortalezca su autocontrol.
Un aspecto muy importante, es enseñar a los adolescentes a expresar y manifestar adecuadamente sus emociones negativas como la ansiedad, ira o enojo. Se debe brindar el soporte afectivo al interior de su familia para que tenga claro que cuenta con la comprensión y cariño de sus seres queridos, lo que le permitirá hacer frente a las frustraciones.

Algunas estrategias que pueden emplear los padres de familia para incrementar la tolerancia a la frustración en sus hij@s, son:


  • Permitir que sus hijos enfrenten las frustraciones.
  • Cuando observen que sus hij@s se enfrentan a una frustración, es importante transmitirle el mensaje de que confían en que podrá resolver el problema de la mejor manera, escuchándolo y sin intervenir directamente (a menos que sea necesario).
  • Transmitir a sus hijos que es normal tener sentimientos de ira, rabia, tristeza o  frustración, pero más importante es la forma en que estos deben ser afrontados.
  • Brinde a sus hij@s una base sólida de valores y mantenga una canal de comunicación abierto.


Fuentes consultadas:
  • Hurlock, E.B., (2010), Psicología de la adolescencia, México: Ediciones Paidos
  • Gómez JF., Frustración y crianza: ¿una relación deseable?. Boletín La Crianza Humanizada 2003 (63); 8(6). Disponible en: http://www.udea.edu.co/portal/page/portal/portal/A.InformacionInstitucional/H.UnidadesAcademicas/A.Facultades/Medicina/J.PublicacionesMedios/C.BoletinCrianzaHumanizada


Claudia Verónica Villegas García

Originaria de Pachuca, Hgo., actualmente es Coordinadora de Psicopedagogía y Docente en la Preparatoria Zoebisch. Cuenta con la Licenciatura en Psicología y la Maestría en Tecnología Educativa.

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