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Bienvenidos al blog SER Padres.
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viernes, 30 de enero de 2015

Principal labor de SER Padres


Carácter es una voluntad fuerte, dirigida

por una conciencia tierna.
Aldous Huxley


La principal labor de los padres es ser formadores del carácter de los hijos. Y el amor familiar ha de ser constante, lleno de confianza y responsable.


Formar el carácter significa, en principio, una armónica conjugación entre la inteligencia, la voluntad y el sentimiento. Lo cual requiere disciplina para desarrollar esa cualidad humana que nos permite ser dueños de nosotros mismos.
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Y para ello debemos preguntarnos ¿Cuáles son aquellos impulsos pasionales, aquellos sentimientos cuyo dominio, una vez alcanzado, facilita o produce el dominio sobre los demás?


El Dr. Carlos Llano dice que los impulsos cuya dominación es decisiva para desencadenar el propio señorío, son los siguientes:


  1. Dominio del miedo a perder la vida. No hay nada más real que la muerte, quien es capaz de dominar el temor a la muerte ha adquirido la capacidad de dominar cualquier otro sentimiento.
  2. Dominio de la tendencia al placer del comer y del beber. El dominio en que reside el carácter humano consiste en comportarse como señor en medio de la tendencia y del placer mismo. Servirse de la comida y la bebida como un instrumento para el propio subsistir (como para vivir) y no una finalidad suya (vivo para comer). Es un medio no un fin. Buscar el placer de la comida y de la bebida aun en perjuicio de la propia subsistencia es justamente lo que denominamos pérdida del dominio ante tal impulso.
  3. Dominio de la tendencia al placer sexual. El hombre o la mujer domina el acto sexual, cuando no cosifica a su cónyuge convirtiendo a la persona que es en un objeto de placer. Es decir, considera a la persona como tal, con su dignidad y respeto inherentes.
  4. Dominio de la tendencia a la manifestación de enojo. Puede transformarse el enojo en sonrisa cuando el hombre o la mujer, por medio de la autopersuasión, se convence a sí misma de que la persona destinataria del enojo es más profundamente objeto de su amor que de su ira.


El ser humano de carácter busca la verdadera paz del alma y ésta se logra cuando la voluntad tiende al bien.


La filosofía aristotélica hace estas tres afirmaciones: que las pasiones no desaparecen por mandato de la voluntad; que son muchos los hombres que siguen el rumbo de las pasiones y logran así una falsa paz; pero que sólo los sabios resisten a las pasiones, adquiriendo una paz verdadera.


Esta resistencia, orientación, dominio o lucha no consiste en que los sentimientos desaparezcan, sino en que no prevalezcan. Las pasiones son importantísimas, pero si siguen su propio rumbo sin control destruyen al individuo. Sin pasión no habría aventura, empresa, poesía. Se necesita pasión para emprender un reto en búsqueda de un bien mayor.


Las cualidades naturales del ser humano no estructuran un carácter, sino sólo las cualidades voluntariamente adquiridas, es decir, las virtudes; porque la esencia del carácter no se halla en la posesión de atributos, sino más bien en la actitud que adoptamos frente a ellos.


La persona de carácter requiere de desprendimiento a:
  1. Los bienes temporales: riquezas, posición, oficio, títulos e hijos. Se llaman temporales porque no tienen permanencia. Su duración es más corta generalmente que la biológica del individuo que los posee. Su caducidad es patente.
La supeditación a los bienes temporales es un abierto enemigo del carácter. Es notable el caso de quienes dejan de ser lo que eran cuando cambian de posición, estado o título.
Es la persona que continúa siendo quien es independientemente de la posición que adquiere, del título que recibe, del oficio que le encargan, o de los bienes materiales de que dispone.


  1. Los bienes naturales: la hermosura, la simpatía, la complexión natural, la inteligencia y el acierto. También tienen algunos peligro de caducidad como lo es la hermosura y la complexión.
La persona que no aprende a desprenderse de estos bienes suele caer en la vanagloria también llamada pedantería, el narcisismo, la enfermiza búsqueda de alabanzas, lo que debilita el espíritu y se cae en el egoísmo.


  1. Los bienes sensuales: son aquellos sentimientos agradables (placeres) que siguen al ejercicio de los sentidos internos (imaginación y memoria) y a los sentidos externos. Estos como vimos el desprendimiento adquiere la forma de dominio o señorío.
En la formación del carácter los placeres sensuales deben ser consecuencia del buen obrar, pero no finalidad de la obra, que deja entonces de ser buena.
Debemos mejor desarrollar los sentidos del: sentido común, sentido de responsabilidad, sentido de urgencia, sentido trascendente de la vida y sentido del humor. (Raimond- Kedilhac)


  1. Los bienes morales: No son los bienes en sí los que forman un carácter, sino la actitud, postura, perspectiva o talante que guardamos respecto a ellos. Siguen siendo bienes y los morales lo son sin duda, pero no hacen bueno al hombre si éste no se relaciona bien con ellos. Se requiere de humildad.
Las consecuencias que acarrea la falta de humildad son gravísimas: el juzgar a los demás como imperfectos, al no encontrarse en posesión de las virtudes que nosotros tenemos; la búsqueda de alabanza, más aún que la que suscitan los bienes temporales y naturales; el pensamiento de que tales virtudes son galardones propios y no recibidos; la falta de discernimiento real entre lo bueno y lo malo, ya que considero mejor el modo propio de vivir determinadas virtudes por encima del modo como las viven los demás; el seguimiento especial de las virtudes que más me complacen; la imposibilidad para recibir consejo ya que quien pudiera proporcionármelo carece de las virtudes que yo poseo...


Trabajar en lo personal y en lo familiar por la formación del carácter es esencial para lograr la verdadera paz y la felicidad.


Es urgente reflexionar sobre el tema y tomar medidas preventivas o correctivas al ver que nuestra sociedad y, en especial nuestros jóvenes, está inmersa en un ambiente de hedonismo, buscar el placer por el placer. El uso del alcohol como fin de su diversión, está destruyendo a muchos chicos y chicas.


¿Acaso eso es lo que queremos para nuestros hijos?


mafalda.jpgCuando hay vacío de poder, creado por la disolución de la familia y sus valores (fidelidad, confianza y responsabilidad) destinamos a nuestros hijos al fracaso. Construyamos un plan de vida que lleve a nuestra familias a ser familias de carácter.



"Los jóvenes se quedan
así sin caminos
seguros que recorrer, huérfanos de maestros de quien fiarse,
huérfanos de ideales que enciendan el corazón.
Se llenan quizás de ídolos y se les roba el corazón”.
PAPA FRANCISCO


Fuentes consultadas:
LLANO CIFUENTES, Carlos; (2000). Formación de la inteligencia, la voluntad y el carácter. México: Trillas.
Centros Culturales de México, A.C. ; (2014). Familia, arte y vida. México; Ediciones ECA, S.A. de C.V.



Elaborado por: Rocío Tellería Beltrán. Licenciada en Pedagogía por la Universidad Panamericana. Instructora en Procesos de Calidad de Philip Crosby. Cursos de Orientación familiar. Coordinadora del Programa SER Joven y SER Padres. Coordinadora de Desarrollo Humano de la Escuela Dr. Alberto Zoebisch

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