Los dos rostros
del Carácter
¿Necesitamos
tener el control de nosotros mismos para poder hacer el bien a los demás?
…
respetarnos a nosotros mismos y a los demás
…
tomar decisiones imparciales
…
ser honestos siempre
…
externar y manifestar gratitud
…
demostrar amor hacia uno mismo y hacia los demás
En
la actualidad, existe una grave falta de autocontrol, muchas de las decisiones
que los jóvenes toman son movidas por la presión social y por la gratificación
inmediata que estas les pueden otorgar. Tienden a no pensar en las
consecuencias a corto y mediano plazo que pueden traer sus actos.
Muchos
ejemplos los encontramos en las frases que identifican a muchos de los jóvenes
en esta generación, algunas son:
-
“Vamos a quemar basura con bombas molotov” ¡siiiii! #YOLO
-
“Me voy a inyectar botox yo misma” ¡yaaaa dijeeeee! #YOLO
-
“Hoy no llego a clases para irme de fiesta” ¡siiii! #YOLO
¿Se
han preguntado qué significa “YOLO”?
Por
sus siglas en inglés se traduce como “You Only Live Once” (Sólo se vive una vez), es
decir, nos habla de que poco importa el futuro y las consecuencias de este. Bajo
esta expresión se realizan muchas acciones que nos demuestran la falta de autocontrol
que adolecen nuestros hijos; sin respetar límites y si consideramos que las
reglas son la base del éxito de una sociedad, se convierte en una terrible
problemática social.
Como padres de familia, ¿qué papel nos corresponde asumir
para influenciar en mi hij@ y lograr que tome conciencia sobre sus actos?
El cambio está en enseñarles virtudes que constituyen la
vida de la conducta adecuada, la cual tiene dos caras:
* La conducta adecuada en
relación con otras personas
* La conducta adecuada en relación
con uno mismo
Un punto determinante en este aspecto, es enseñarle a
tomar decisiones adecuadas cuando se enfrenta a una problemática. Para
resolverla, el adolescente deberá tomar en cuenta valores, comprensión y amor, tanto
para sí mismo, como para los demás.
Los jóvenes aprenden mucho de los ejemplos, si nos desesperamos y enojamos cuando algo nos sale mal en el trabajo y comenzamos a
despotricar sobre el jefe o subordinados, le estamos enseñando poco autocontrol y
cero respeto para la valía de los demás.
En cambio si le enseñamos a ser honesto para aceptar nuestros errores, a analizar las causas de la situación y a respetar a los demás, él será
un joven con virtudes que constituirá una conducta adecuada en su vida.
Sin las virtudes que conforman un buen carácter, nadie
puede vivir feliz, y ninguna sociedad puede funcionar de manera eficaz. Sin un
buen carácter, la especie humana no avanza hacia un mundo que respete la dignidad
y el valor de cada persona.
Para reflexionar:
- ¿Qué es para mí una virtud?
- ¿Cuáles son las virtudes que considero valiosas?
- ¿Cómo despertar en nuestros hijos el deseo de ser virtuosos?
LICKONA, Thomas. (2010).
Carácter, cómo ayudar a las
nuevas generaciones a desarrollar el buen criterio, la integridad y otras
virtudes esenciales. México: Producciones Educación Aplicada.
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